lunes, 1 de agosto de 2011

Los tres del patíbulo.

                                                                       Existen tres clases de hombres:
 Los que no te hacen caso, los que no te hacen ni caso, y los que decididamente pasan de ti total y absolutamente.

El primer caso es algo circunstancial y podemos dejarlo pasar de manera escurridiza, sin pensar mucho, vamos que no hace falta estrujarse el coco. En este caso se suele dar un cierto tiempo para ver la reacción del contrario, sin darle la mayor importancia, ya que el individuo en sí, de vez en cuando reacciona. Parece que este individuo tiene el cerebro con tres golpes de martillo y no sabe muy bien donde ubicarse, parece que este individuo todavía vive con mamá y pretende que tú seas ella o simplemente parece que los tres golpes de martillo le dejaron gilipollas perdido.
Para el individuo es algo complicado mostrar algún estímulo, es demasiado retraído en sus actos, que narices! Si no hace nada…!
Para que narices su madre le dio esas manos, esa boca…
Aun siendo el caso menos agresivo en esta especie, puede llevarte a la histeria.
La recomendación en este caso es acción-reacción.

Veamos el segundo caso.
Nos encontramos con un individuo que suele dar vida cuando le apetece. Su forma de comportarse no es ni parecida a la del primer individuo. Este tiene demasiada reacción ante nuestra acción, tanta que llegas a parecer inexistente cuando a él le viene en gana. Su comportamiento es el adecuado cuando está contigo, parece que es él, el hombre de tu vida, el padre de tus hijos…Este individuo no tiene tres martillazos, tiene cuatro o cinco.
Al parecer, cuando este individuo crees que lo está haciendo bien, es como si se lo tragara la tierra, en un momento desaparece. A este individuo se le identifica con el típico síndrome de Casper, aparece y desaparece como un fantasma cuando le apetece.
Aún siendo más agresivo que nuestro primer caso, se puede disfrutar más en algunos aspectos.
La recomendación para este caso es acción.

Por último vamos a ver el tercer caso.
Resulta que puede ser que este individuo se encuentre completamente trastornado a causa de  los cien martillazos que sufrió. Su perfil es vulgar, desagradable y hasta incluso ofensivo.
El comportamiento de este individuo es completamente deplorable. Cuando piensas que te está tratando como a una reina y pide perdón, te da una puñalada trapera por la espalda. Es un ser sin valores y despreciable. A este individuo se le podría catalogar dentro del síndrome Lecter, ya que hace daño porque si.
La recomendación para este caso es súper-reacción.